
Desde hace mucho se sabe que el estado emocional de las personas influye en su salud. Si alguien padece estrés, depresión, ansiedad o algún otro problema similar, seguramente terminará expuesto a enfermedades. Por esta razón, para prevenir cualquier padecimiento, es fundamental que cuidemos de nuestras emociones.
Mente sana igual a cuerpo sano
La mente y el cuerpo están íntimamente relacionados. Lo que sucede en nuestro cerebro o en el ámbito de las emociones, siempre termina reflejándose en algún lugar de nuestra anatomía y eso incluye la aparición de enfermedades.
Esto sucede porque el organismo trabaja en concordancia con todo aquello que vivimos y sentimos. No es que la mente produzca o “llame” a los padecimientos, sino que los procesos biológicos se ven afectados por lo psicológico.
Estado emocional nos lleva a desarrollar enfermedades
Lo anterior aplica para todas las enfermedades, incluyendo la Diabetes. Pero esto no quiere decir que nuestra cabeza sea capaz de hacer que presentemos Diabetes, por fuerza del pensamiento, sino que nuestro estado emocional puede llevarnos a generar ciertas costumbres que nos pueden poner en riesgo.
Por ejemplo, si alguien vive en un estrés constante y no lo trabaja de forma adecuada, es probable que comience a procesar la angustia a partir de una dieta poco recomendable. Ese comportamiento, de no corregirse, probablemente lo haga ingerir demasiada azúcar y tienda a subir de peso o a hacer algo que poco a poco lo lleve a desarrollar dicha enfermedad.
Sana tus emociones
Por este motivo, es importante seguir ciertos puntos básicos para mantener la armonía de nuestro estado emocional, y con ello ayudar a que el cuerpo trabaje de la mejor manera posible.
Comprende tu bienestar emocional
En primer lugar, debemos comprender que el bienestar emocional es un estado que requiere de cuidados constantes.
No es una meta sino un trabajo diario, que sufrirá de subidas y bajadas porque, simplemente, es su naturaleza. En todo caso, lo importante es siempre estar atentos de nosotros mismos, y actuar cuando algo nos indique que no andamos bien.
Cuida tus emociones
Por otro lado, para cuidar nuestras emociones, debemos aprender a cuestionarnos con frecuencia. Muchas veces creemos que la ausencia de problemas graves es sinónimo de “estar bien”. Pero esto no es cierto.
La insatisfacción o el estrés pueden ser estados que no siempre se manifiestan de forma evidente y sólo aparecen si nos detenemos unos minutos a preguntarnos cómo nos sentimos en realidad.
Dedica tiempo para ti
También es importante señalar que nuestro bienestar emocional está relacionado con la cantidad de tiempo que nos dedicamos a nosotros mismos.
Si nuestra vida se centra en el trabajo, o en hacer cosas para la familia y no existen espacios que sean exclusivamente para nosotros, es muy probable que terminemos generando insatisfacciones.
Da igual si nos gusta el trabajo que hacemos o si apreciamos los ratos que pasamos con seres queridos. Al final, la idea es tener todos los campos personales satisfechos, y eso implica dedicarnos tiempo.
Encuentra soluciones a la insatisfacción
Por último, se debe apuntar que si encontramos aspectos de insatisfacción en nuestra vida, no siempre seremos capaces de encontrar soluciones por nosotros mismos.
Si nos sentimos extraño, tenemos comportamientos que no sean de nuestro agrado, o simplemente tenemos dudas en torno a nuestra vida, siempre será necesario buscar ayuda profesional.
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